Lo principal es la identidad y el derecho al usufructo del territorio que la identidad confiere.
A la llegada de los invasores fueron expulsados de sus tierras y luego de su identidad en nombre de un 'Dios Universal' representado por un poder terrenal -el Papado-. Para confrontar a ese 'Dios' con un Poder Territorial los mapuches plantearon a Ngenechén (Guenechén) como su deidad "gobernadora".
Ngenechén no es Jehová, ni Alá, ni el padre de Jesucristo.
Los pueblos del Sur apelan a los Espíritus Buenos, tutelares de cada familia; los PILLÁN (masculino) y/o WANGULÉN (femenino). Ellos fueron los líderes de cada pueblo.
En el presente aún se pueden producir pillán y wangulén entre los miembros del pueblo, cuando al morir una gran descendencia los recuerde, honre su memoria y continúe su lucha inspiradora. Muchos, entre nosotros, serán Pillán y Wangulén.
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